❤ ❤
Pasaron una, dos, tres y cuatro lunas, y la ranita Cru-Cru no dejaba de pensar… Tripa arriba, tripa abajo, mientras escuchaba los cuentos que le contaban a Carla sus papás… Hasta que creyó encontrar la solución.
Aquella noche la mamá de Carla, María, les había contado la leyenda de El Bosque Encantado… Era un Bosque Mágico que nadie sabía exactamente dónde estaba. Pero no era difícil de encontrar: ¡sólo había que creer con fuerza en él!. Una vez allí, si tu corazón era bueno, podías hacer realidad uno de tus deseos de una manera mágica…
-«Magia…»- se dijo la ranita Cru-Cru. – «¡Eso es lo que necesito! Así seré linda como un Arco Iris…Linda como la margarita, brillante como el cocodrilo…»
Y de un salto se plantó al lado del cuento que María había dejado sobre la mesita.
La portada mostraba un bosque misterioso, lleno de hojas verdes y amarillas que resplandecían bajo los rayos del sol… Cru-Cru se quedó mirándolo fijamente…
-«El Bosque Mágico… Sólo tengo que creer en él con fuerza y podré llegar sin problema…»
Se llenó de valor, cerró los ojos con ánimo, creyó, creyó, creyó… ¡Y poof! Desapareció en medio de una nube…
Justo en ese momento, Carla se movió y habló en sueños:
-«Te quiero mucho Cru-Cru…Tu no te preocupes… Tu siempre serás mi ranita especial…»