¡Libertad para Confiar!

Hoy una amiga ha compartido por FB este  link:

Esto me ha hecho pensar…

A quién no le ha dicho alguna vez su madre, sus amigos, su esposo…”Pero ¿no te lo decía yo? No tenías que haberte fiado de él/ella…Si se veía de lejos…Qué inocente que eres…”

Sí… Cuando lo analizamos más tarde,  muchas veces una se pregunta qué es lo que le llevó a confiar en alguien o en algo…Pero claro, a posteriori, las cosas son más sencillas…Desde la distancia, desde el alejamiento, desde el extrañamiento, podemos reconocer aquí y allá pistas que deberían habernos puesto en guardia…Pero la vida es aquí y ahora, y no podemos pararnos a analizar nuestros sentimientos y nuestras emociones a cada momento…Eso no sería vivir…

Yo creo que hay que regatear con nuestra propia historia según nos va llegando..Nuestra perspectiva de lo que nos rodea puede depender de muchísimas cosas…

A veces nos fiamos de una  aparente actitud…

Puede que sea una pasota, o que esté cansada, o que esté simplemente expectante…

Otras veces, de una fama inmerecida…

¿Quién puede saber si nos está amenazando o simplemente está muerto de hambre?

Hasta las personas más terribles, como los animales, tienen momentos de ternura y debilidad…

¿Cómo no bajar la guardia ante estas escenas?

Hay que reconocer que otras veces nos dejamos llevar por la belleza y el oropel…

Y, gracias a Dios, muchas veces no nos dejamos engañar por una apariencia dura, seca y espinosa…

Y nos sorprende encontrar una luz que no esperábamos descubrir, y que nace del interior de los más humildes….

Por eso yo reivindico mi libertad de seguir fiándome de los demás, de seguir manejando mis propias impresiones, de dejarme turbar y desconcertar y amar lo que me apetezca en cada momento…

Y cuando tengo un momento de flaqueza, cuando el desaliento acecha, cuando me dan ganas de enviar a vender camándulas a todo el mundo…Entonces, busco los ojos de mi Sigh…

Y veo que a ella nunca se le ocurriría  pensar que falló por confiar….