«La Ranita Cru-Cru» (XI y final)

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Dos lágrimas grandes y calientes volaron hacia el cuento que Carla tenía en su regazo. Ya se asomaban otras dos cuando, de pronto, algo las hizo detenerse asombradas…

-¡Poof!

Carla se quedó quieta y frotó su nariz un poquito roja…

Con cuidado, apartó el cuento mojado y miró alrededor… ¡Qué ruido más raro!

-¡Splash!

 Esta vez sonó como cuando ella se sacudía el agua del pelo en verano…

-¡Splash,  splash!

¡El ruido venía de debajo de la cama! Dio un pequeño saltito, se agachó, levantó un poquito la colcha y,…¡Allí estaba! Al principio sólo vió una lucecita brillante y titilante, un poco color de plata, un poco color de oro… Pero, de pronto, cuando sus ojos se acostumbraron, la reconoció…

-“”¡¡¡Cru-Cru!!! ¡¡¡Has vuelto!!! Pero ¿qué haces aquí? ¿Y por qué estás tan mojada??? ¿Y…?”

Sí… Era Cru-Cru, que la miraba desde el suelo oscuro, rodeada de un charquito de agua fría, temblándose en silencio… Ahora volvía a ser una ranita blandita y pequeñita, y se supone que las ranitas de peluche no pueden hablar!

-“¡Mamá, mamá…! ¡He encontrado a Cru-Cru! ¡Cru-Cru ha vuelto!”

María apareció en la habitación y rápidamente, como todas las mamás, hizo lo que tenía que hacer… Cogió a Cru-Cru, la envolvió en una toallita, la frotó un poquito, la acarició otro poquito…

-“¡Pobre Cru-Cru!”- dijo con voz suave mientras Carla miraba a su lado- “Está mojadita y fría… Y mira… Tiene una estrellita de oro y plata en la barriguita…¿Se la has dibujado tú?”

Carla negó moviendo lentamente su cabeza a derecha y a izquierda… Le parecía un poquito raro, pero ¡estaba tan feliz de tener a la ranita otra vez con ella!

-“¿Puedo cogerla ya?”

-“No, aún no… Vamos a hacer una cosa… Te metes a la cama otra vez… Yo te tapo bien… Y dejo a Cru Cru envuelta en la toallita aquí, en la mesilla, a tu lado, para que descanséis juntitas…Y el cuento lo dejamos aquí… Con cuidado, cariño, que está mojado y se puede romper… Te dejo la persiana levantada, para que te entre  un poquito de luz de las estrellas y no tengáis miedo…”

Y así dispuso todo en el lugar exacto, dio un besito tierno de buenas noches a Carla, arrascó con dulzura a  Cru-Cru, apagó la luz y cerró con cuidado la puerta.

Carla se volvió hacia la mesilla y miró con ojos brillantes a su amiguita. Suspiró…Un suspiro largo, profundo, feliz…

-“¡¡¡Estoy TAN TAN contenta de que hayas vuelto Cru-Cru!!! ¡¡¡Mi ranita verde y azul!!! “

¡Verde y azul! Cru-Cru, que estaba calentita y dichosa, de pronto dio un respingo. ¡Verde y azul! ¡¿Así que ya no era una ranita ArcoIris?!  Carla, con los ojos entrecerrado, suspiró otra vez…

-“ Te quiero mucho Cru-Cru, mucho… ¿Sabes? Tenía miedo de que no volvieras… Pensaba que te habías aburrido de mí … Como soy pequeña… Y a veces me enfado… Pero mamá me dijo que no… Que los amigos de verdad siempre están… Que lo que importa es el corazón… “

…Y se quedó dormida, con una sonrisa bailando en sus labios.

Cru-Cru, despacito, estiró una de sus patitas… Pues sí… Por delante y por detrás… Era verde y azul… Como antes… Como siempre… Entonces… Entonces…

En aquel momento, un rayo de chispas de luz flotó entre sus dedos, danzó y retozó,  e iluminó la última página del cuento…

… Allí estaba dibujada la Ladera Roja;  y el Pino Solitario, todo verde; y una nube blanca, esponjosa, de algodón, flotando sobre él… Y de ella salía un hermoso ArcoIris que cruzaba de parte a parte el cielo azul oscuro… Y a los pies del Pino había una Cueva… Y justo fuera estaban la mariquita Catalina, y el conejo violeta, y el petirrojo, y los jilgueros… Todos felices,  mirando al cielo… Bueno, Chiribita estaba quitándose con disimulo una lagrimita, y a su lado, negro y deslumbrante, Paco, el valiente Paco, con su sonrisa burlona y  sus ojos brillantes…

Cru-Cru sonrió… Sonrió, saludó a sus amigos, y notó cómo su cuerpo y su corazón se hacían  más grandes y ligeros al mismo tiempo…

Se estiró con gusto, miró a las estrellas que chispeaban tras los cristales, y de un salto se acurrucó junto a la cabecita tranquila de Carla.

¡Había descubierto el secreto de  la verdadera amistad…! ¡Su gran aventura no había hecho más que empezar!

FIN

🙂

«La Ranita Cru-Cru» (X)

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Cru-Cru suponía que todos estaban ya en la Cueva, pero sólo lo suponía, porque no se veía nada de nada.

-“¡Hmmmm!…No quisiera molestar, pero..¿No podríamos hacer una luz?”

-“¡Oh no!”- exclamó Catalina, -“La Lluvia Salada borra primero las luces, y luego los colores claros…La oscuridad es buena, Cru-Cru…Nos da tiempo para pensar… “

-“Tiempo, tiempo…”- repitió Paco silbando entre dientes-“…pensar, pensar…”

Cru-Cru cerró los ojos…Y, de pronto,  sintió en su pecho todo el miedo de sus amigos… Y la pena de Carla…Y tuvo ganas de llorar… ¡¡¡¡Todo aquello era por su culpa!!!… Si se hubiera quedado en casa… Y notó cómo dos lágrimas calientes, grandes y redondas resbalaban por sus mejillas, pasaban rodeando sus labios y caían al vacío…

-“¡Ya lo tengo!»- gritó justo en ese momento Paco- “Ya lo tengo!!!!”- repitió moviendo con alegría sus alas.

En realidad el plan era muy sencillo. Todos se quedarían en la Cueva, protegidos de la Lluvia Salada. El llevaría encima a Cru-Cru. Volaría arriba, arriba, hasta acercarse lo más posible a la nube blanca… Como era negro, no podía borrarse tan fácilmente… ¡La Lluvia Salada no era tan peligrosa para él!

-“¡Algo bueno tiene que tener ser un cuervo negro como la noche!”- exclamó con la sonrisa un poco torcida… Cru-Cru sólo tendría que saltar, concentrarse y ¡pumba! ¡Desaparecer hacia su mundo!.

-“¡Cuando Carla te vea, dejará de llorar, y nosotros estaremos a salvo!”

Un montón de aplausos y ¡bravos! resonaron alegremente en la cueva…

Cru-Cru abrió la boca… Y se le cayó la lengua verde al suelo…Y rompió a llorar en voz alta y con desesperación… ¡Era imposible!

-“Bueno!”- dijo enfadado el petirrojo-“¿Cuál es el problema ahora?”

Y Cru-Cru lloró con más fuerza aún… Nadie dijo nada por unos segundos…  De pronto, en medio de la oscuridad, se oyó una tierna voz inesperada…

-“Querida Cru-Cru…Querida ranita Arco Iris… No tienes que tener miedo…  Ni pena… Ni sentirte culpable…” – se escuchó a Chiribita- “Te atreviste a venir aquí persiguiendo un sueño… Creíste en la Magia… Y en nosotros, sin conocernos siquiera… Ahora, sécate esas lágrimas y escucha a tu corazón… Ya es hora de volver… No es imposible… Sólo tienes que recordar que Carla te espera, que aquí dejas auténticos amigos,  y que la Magia existe…”

Cru-Cru se calló mientras un suave fru.fru se iba a cercando poco a poco… De pronto, notó las alitas de Catalina aleteando cerca de su cara, el suave pelito del conejo violeta, las alitas del jilguero y petirrojo, los pétalos de terciopelo de Chiribita…Todos se fundieron en un gran abrazo y Cru-Cru sintió cómo su corazón se hacía más fuerte y ligero a la vez…

-“Eh… Ejem, ejem…”- rompió el momento Paco con un carraspeo-“Todo esto es muy bonito y eso pero…Tenemos que darnos prisa!!”

Y tras un último abrazo, Cru-Cru salió de la cueva siguiendo a Paco.

… Lo que vieron les hizo temblar las patitas. Llovía muchísimo, y del pino ya sólo quedaba la mitad… Desde luego, la nube blanca parecía lejísimos… Muy alta y muy chiquitita, intentando escapar de los nubarrones negros que tronaban enfadados una y otra vez.

-“¡Paco! ¿Tú crees que….?”

-“¡Ranita! ¡Ni una sola palabra!. ¡Súbete a mi lomo y agárrate bien!”

Cru-CRu miró asombrada al cuervo… Parecía más fuerte, más alto, más seguro…Y eso le dio ánimos. Se subió a él de un salto y se agarró con sus cuatro patas y con todas sus fuerzas…

…Paco subió rápidamente, más o menos hasta donde debía estar la mitad del pino… Luego empezó a dar vueltas al árbol… Una, dos, tres… Con cada vuelta subía un poco más… Ya estaban por encima del pino… Cuatro, cinco, seis…  Las nubes negras les rodeaban feroces…  Cru-Cru se dio cuenta de que Paco cada vez volaba más despacito… Su color ya no parecía tan negro y brillante…

-“¡Paco!¡Paco!”- gritó con fuerza y miedo.

-“Estoy bien Cru-Cru… Estoy… Bien… Ya queda poco… ¡Preparate!”

Cru-Cru se apretó contra él más aún… Podía escuchar incluso el corazón del pájaro, latiendo apresurado mientras intentaba llegar a la nubecilla blanca…

-“Ya está ahí… ¡Ya la veo! Recuerda Cru-Cru… Tienes que cerrar los ojos… Y saltar… ¡Y creer…!”- Paco casi no podía silbar… Sus alas estaban grises y su espalda prácticamente blanca….- “¡¡Salta Cru-Cru!! ¡¡ Salta!!”

Y Cru-Cru saltó…

…Lo último que vio fueron los ojos cristalinos de Paco, grandes y cansados, pero con una chispita de satisfacción… Y luego todo fue un remolino… En una vuelta vio a Paco cayendo, casi  transparente, casi sin fuerzas… En otra, tuvo una visión fugaz de la entrada de la Cueva de la Ladera Roja, que ahora era amarillita clara… Estaba mareándose, cegada por la Lluvia Salada, cuando aterrizó en la nube de algodón… Cerró los ojos, apretó los puños , y saltó… Saltó con todas sus fuerzas, como nunca antes lo había hecho, convencida de que la Magia existía, de que el Bosque Encantado se salvaría, y de que ella llegaría  a casa al lado de Carla, de sus papás, del cocodrilo verde y azul, y del osito blanco como la nieve… ¡¡¡Ojala nunca hubiera querido ser una ranita ArcoIris… ¡!!

…Y ¡¡¡Poof!!! Desapareció entre las estrellas.

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«La Ranita Cru-Cru» (IX)

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Ya se veía una gran luna pálida en el cielo cuando Paco, Catalina, Cru-Cru y  el conejo violeta, seguidos de petirrojos y florecillas, formaron una larga y alegre fila de siluetas rumbo a la Ladera Roja.

La Ladera Roja era el lugar más alto de El Bosque Encantado. Toda ella estaba cubierta de una alfombra de amapolas que le daba ese color tan diferente… En lo alto, había un pino solitario muy,  muy anciano, grande y oscuro, con ramas que se mezclaban entre sí subiendo majestuosas hacia el cielo…

-“ Y, justo sobre el pino”- explicó un petirrojo a Cru-Cru – “descansa una nube blanca y esponjosa….Siempre está ahí, y creemos que ese es el camino más fácil para que vuelvas a casa con Carla… Sólo tienes que subir a lo alto del pino, saltar a la nube y,  desde allí,  saltar a tu mundo, ¡y ya está!”

Cru-Cru se paró en seco, con la boca abierta.

-“¿Y ya está? ¿Pero cómo voy a hacer eso?”

-“¡Pues saltando!!”

-“¡Pero eso es imposible! ¿Cómo voy a llegar a lo alto del árbol? ¿Cómo voy a saltar a una nube?”

-“¿Cómo llegaste aquí, Cru-Cru?”- preguntó el conejo violeta

-“¡Saltando!”- exclamó Chiribita- “Saltando y creyendo”- añadió con dulce voz.

Cru-Cru cerró la boca y siguió el camino. Tenían razón… Pero nunca había pensado en ello…

De pronto la fila se paró en seco…

-“¿Qué pasa?”- preguntó Cru-Cru

-“La Ladera… Está allí… Y una nube…”

-“¿MI nube?”

-“No… Es otra nube… Negra…”

-“Huy huy huy….”- murmuró Chiribita

-“¡¡Está empezando a llover!!”

-“¡¡Oh no!!!”- dijo Catalina moviendo sus alitas rápidamente.

– “¡¡Oh sí…Ya me estaba quedando seca…”-exclamó alegremente Cru-Cru…- “Un poquito de agua dulce para mi piel… Pero… No es dulce… ¡¡Es salada!!”

-“¡¡Ohhhh!!”

-“Nooooo…”

-“Huy huy huy….”

-“¡Chiribita! Calla ya!”

-“¿Pero qué pasa…?”-preguntó Cru-Cru mientras todos los animalillos de El Bosque Encantado se juntaban, se apretujaban y cuchicheaban con sonidos rápidos y entrecortados.

-“¡Ejem…!”- Catalina se adelantó!- “ No te hemos contado antes todo para que no te preocuparas, pero hay UNA cosa que puede terminar con nosotros….”

-“¿¿¿¿Y…????”

-“Esa cosa son las lágrimas inocentes de un niño… La lluvia salada puede… puede… ¡borrar nuestro mundo…!!!”- terminó la frase dejando caer las alitas con pesar.

-“¿Borrar vuestro mundo?”

-“Sí…Así,¡ pluf, pluf….Borrado!”- dijo el petirrojo un poco nervioso.

Cru-Cru abrió la boca, la cerró, la abrió otra vez.

-“¡Pero eso no puede ser!” -Cru-Cru ,al ver la cara que ponía el petirrojo, decidió pensar un poco en positivo – “ Quiero decir , ¿ qué podemos hacer?”

-“Tienes que volver al lado de Carla cuanto antes, para que ella deje de llorar… O nos borraremos poco a poco…”-explicó Catalina rápidamente.

-“¡Mirad el pino”- silbó Paco- “ Se le están borrando las ramitas más altas!!! Ya no toca a la nube blanca”- señaló con una de sus alas negras- “Lo mejor es que nos escondamos en la Cueva, y pensemos juntos qué hacer”

-“Huy huy huy….”

-“Chiribita, ¡que te calles!”- murmuró Cru-Cru corriendo detrás de los demás hacia una boca negra, negra, que se abría justo a los pies del viejo pino.

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«La Ranita Cru-Cru» (VIII)

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Y sentados a la sombra de un viejo árbol lleno de lianas, mientras se tranquilizaban tras la aventura vivida, Catalina contó a Cru-Cru lo que había pasado…

 …Cada vez que los habitantes de El Bosque Encantado utilizaban la magia corrían un peligro muy grande: durante un día entero, quedaban a merced de lo que pasara en el exterior… O sea… Si llovía, ellos se mojaban…Si se caía el cuento, ellos rodaban como pelotas hasta que se parara… Si un niño rompía una hoja enfadado. .¡¡¡Pufff!!!! ¡Aquello era como un terremoto para ellos!!!

-“Ohhhhhh…”

-“También pueden pasar cosas buenas…”- dijo el conejo violeta -“¿Os acordáis de aquella vez que toda la Ladera Roja se llenó de chocolate?”

-“¡¡¡Ja ja ja!!!»

-“¿Y a pesar de todo seguís ayudándonos a los que llegamos aquí?”- preguntó Cru-Cru sintiéndose un poco culpable.

-“Si podemos hacerlo, claro que sí…Intentamos hacer feliz a quien lo necesita!”-explicó un jilguero con dulzura.

-“Además… Un día no es mucho tiempo, ¿verdad?…”- dijo una florecita violeta con los ojos bajos y la voz un poco temblorosa

-“¡Claro que no, Chiribita!”-aseguró Catalina con un alegre revoloteo- “Hemos pasado muchas veces por ello y aquí estamos! Pero por eso siempre buscamos que se trate de deseos puros PUROS…” – dijo mirando a Paco con ojos un poco cruzados.

-¡”Ejem, ejem!”- carraspeó Paco apurado.-“Pero eso fue hace mucho tiempo ya…”

-“¿Y qué pasó?”

-“El señor Paco… El señor Paco apareció una mañana por aquí, al pie del Gran Arbol, silbando y graznando con mucha pena…”

-“Daba unos silbidos largos y tristes… Aún me acuerdo….”- el conejo violeta se acercó lentamente a Paco, que estaba un poquito encojidito- “¡Pobrecito!… Había abandonado su casa, estaba perdido en el bosque, y sólo sabía que quería ser un “mirlo blanco”…”

-“¡Ja! ¡Y no sabía ni lo que era un mirlo blanco!”- dijo un petirrojo muy redondo levantando el piquito.

Paco ahuecó las alas negras y brillantes y se adelantó un poco.

-“Es verdad”- reconoció con humildad- “Yo era muy joven, y siempre creía que tenía razón en todo… No trabajaba mucho… Solo silbaba, volaba, me miraba en el rio… Un día estaba entre las ramas bajas de un arbusto… De pronto llegaron dos cornejitas… Una de ellas me gustaba mucho, pero no se lo había dicho nunca… Se posaron en una rama alta, riéndose y silbando con regocijo… Me quedé quieto, y escuché… Escuché…”- se le rompió la voz una pizca

-“Y escuchó que se estaban riendo de él!”- terminó el petirrojo.

-“No, petirrojo, de él no…Estaban criticando su comportamiento, un poquito pesado y prepotente…”- dijo con suave voz Catalina.

-“… Dijeron que sólo sabía silbar… Silbar y revolotear, pero que no escuchaba a los demás, ni ayudaba a nadie… Que miraba a todos con altivez … ”¡Ni que fuera un mirlo blanco!”, se rió una de ellas…. ”No hay muchos mirlos blancos…El sólo es un cuervo negro, nada más, como todos nosotros…”

-….

– “Un mirlo blanco….¡ Un mirlo blanco…! Quería ser un mirlo blanco…. Así no podrían meterse conmigo, y tendrían que reconocer que YO era especial… “

-“Y aquí apareció, agotado tras volar durante dos día y dos noches, siempre siguiendo el camino del rio de Oro… Cuando hablamos con él estaba triste, enfadado y cansado…”- explicó Catalina- «Sólo decía que quería  ser un mirlo blanco, y que teníamos que hacerlo ¡YA!….”

-“La verdad es que no me porté muy bien—“- dijo Paco con sencillez- “Pero poco a poco comprendí que tenían razón… Mi corazón no era puro… La solución no estaba en la magia sino dentro de mí… Era yo quién tenía que cambiar…Y, además…”

-“¡¡¡Los mirlos blancos no existen!!!”- rieron todos a coro mientras hacían cosquillas a Paco entre las plumas del pecho y de las alas…

Y Cru-Cru rió también, pero se preguntó si tal vez no se había equivocado al querer ser una ranita diferente por fuera, y no por dentro…

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«La ranita Cru-Cru» (VII)

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-“¿Has mirado debajo de la cama?”- preguntó María a Carla.

-“Sí….”

-“¿Y debajo de la silla… ?¿Y en el cesto de los juguetes… ?

-“¡No, no está! He buscado y NO ESTÄAAAA…”

-“Bueno… No te preocupes.. .En algún sitio estará…Ven…Cogemos esta noche el oso James y terminamos el cuento…”

-“¡No! No quiero a James…Y no quiero el cuento!”- dijo Carla… Y, por segunda vez esa noche lo arrojó con rabia a la esquina de la habitación…

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¡Pumba! Otra vez todos se resbalaron de un lado a otro, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha…

-“¿Pero qué está pasando?»-gritó Cru-Crú agarrada a un árbol.

-“¡Hay que salvar a Catalina, que se ha caído al estanque y no sabe nadar!”- gritaron unas mariposas…-“¡¡¡Corre, corre!!!”

Todos volaron a la orilla y miraron esperanzados a Paco, con sus grandes alas negras…

-“¡ No puedo hacer nada! No llego al fondo del estanque!”

-“Pero yo sí!» –exclamó Cru-Crú- “¡Vamos Paco! Yo iré agarrada a tus patas! Vamos,vuela!”

Paco suspiró, dejó que Cru-Crú se colocara entre sus patas y salió planeando con cuidado, hacia el centro del estanque.

La pobre Catalina luchaba y luchaba, y su cabeza iba arriba y abajo, arriba y abajo…

-“¡Ya la veo! ¡Acércate un poquito más Paco!”

Y, ante el silencio de todos los animales y florecitas, Paco se acercó … De pronto, una lengua larga, larga y verdosa, salió de la boca de Cru-Crú… ¡Splash! Se hundió en el agua…¡Splash! Salió del agua con Catalina pegada a ella!!!

Llegaron rápidamente a la orilla en medio de la alegría general…Todos querían abrazarles y besarles, pero antes había que separar a Catalina de la lengua de Cru-Crú…

-“Ya decía yo que teníais un corazón puro”- exclamó la mariquita mientras se limpiaba las babas pegajosas…

Y Paco y Cru-Cru sonrieron con timidez…

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La ranita Cru-Cru (VI)

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La sombra se acercó lenta, lentamente y, al final, aparecieron dos enormes patas negras y fuertes…Cru-Crú levantó la mirada un poco, y sobre las patas descubrió un cuerpo lleno de un plumaje negro frondoso, brillante y con reflejos violetas… Subió un poco más la cabeza y allí estaban unos ojos negros como el carbón, que la miraban chispeantes con una pizca de sorpresa y diversión….

-“Vaya, vaya, vaya…¿Pero qué tenemos aquí? Una verdadera ranita Arcoiris, con su estrellita y todo…”

-“¡Croac!”- soltó Cru-Cru sin poderlo evitar.- “Croac, croac!”. – Cru-Crú se tapó la boca con aprensión…Siempre que se ponía nerviosa le salían estos ruidos tontos….

Catalina y los demás se colocaron despacio a su lado…

-“Mira Cru-Crú… Este es Paco el Grajo… No tienes que temerle… Es grande y serio, pero muy buen pájaro… Paco, ésta es Cru-Crú… Justo estábamos a punto de despedirla ya…”

-“Oh no… Menos mal que he llegado a tiempo… ¿Y qué habéis estado haciendo?”

Un silencio muy embarazoso se estiró sobre las orillas del arroyo…

-“Bueno… Nosotros… ¡Ejem!”- carraspeó uno de los jilgueros.

-“Ehhhhmmmm… Nosotros hemos estado… ¡Catalina! Díselo tú”

Catalina levantó el vuelo despacito, se colocó a la altura de la oreja izquierda de Paco,  le cuchicheó algo y se apartó con rapidez.

-“¿Quéeee? ¿Magia? ¿Habéis estado haciendo magia?”

Todos, flores y pájaros y ranitas amarillas…Todos dijeron que sí…

-“¿Pero y ahora qué vamos a hacer?”- preguntó Paco todo agitado.- ¿Y si pasa algo?”

-“¿Pero qué puede pasar?”- preguntó Cru-Cru sorprendida.

-“¿No te han explicado los riesgos de la magia?”- le dijo Paco mientras movía revolucionado las alas.

-“No va  a pasar nada”- dijo Catalina- “Ella tiene el corazón puro, y lo hemos hecho muy rápido… Ahora le acompañaremos tú y yo a la Ladera Roja y le explicaremos el camino de vuelta….”

Y, en ese mismo instante, la tierra tembló haciéndoles caer a todos sobre sus patas traseras, sus fondillos y sus ancas… El cielo se puso boca abajo y una voz infantil cruzó el espacio como un relámpago:

-“Cru-Crú, ¿dónde estás????”

«La Ranita Cru-Cru» (V)

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-«¿Estamos todos de acuerdo, verdad?»- preguntó el jilguero.

-«Si» – confirmó una preciosa flor azul como el mar- «Trabajaremos todos a la vez, para lograr más colores y mucho brillo»

-«¡Eso es! A ver Cru-Cru, ¿estás preparada?»

-«¡Siiiiiiiii….!»

-«Cierra los ojos y cuenta hasta diez despacito»

Y Cru-Cru cerró los ojos con fuerza.

-«¡Ya…!»- gritó el conejo violeta.

-«Uno… Dos… Tres…»- como Cru-Cru tenía los ojos cerrados, no sabía lo que estaba pasando… Pero podía sentir la Magia actuando a su alrededor… Notaba viento, calor, frio, un pequeño golpecito aquí, una caricia allí… – «Cuatro… Cinco… Seis…»- Alguien le estaba haciendo cosquillitas bajo la nariz- «Siete… Ocho…Nueve…»- Ahora en la barriguita… Casi no podía aguantar la risa…- «¡Y diez!»

-«¡Terminado!»- exclamó Catalina- «Ya puedes abrir los ojos…»

-«Ohhhhhhhhhhh»- un coro de voces de admiración se elevó a su alrededor.

-«¡Mirate en el arroyo, mirate en el arroyo!»- chilló alegremente una de las ranitas con reflejos dorados.

-«¡¡¡Ohhhhhhhh!!!»- exclamó Cru-Cru- «¡¡¡Ohhhhhh!!! ¿Esa soy yo???? ¡¡¡Síiii!!!!!»- dijo mientras abría y cerraba la boca, mientras movía su mano derecha y leventaba su patita izquierda….- «¡¡¡Soy yo!!!!»- gritó con felicidad.

Ahora era verde y azul, y roja y amarilla, y tenía destellos morados y rositas, y una estrella de plata y oro relucía pequeñita en su tripita…

Todos los animalitos y las florecitas danzaban a su alrededor, felices al verla tan dichosa… Las risas se mezclaron en el aire, y gotitas de polen brillaron entre las patitas de las mariposas…

-«¡¡¡Una auténtica ranita Arcoiris… !!!!»- gritaban y reían.

-«¡¡¡Oh amigas y amigos!!!  ¡Soy tan feliz! ¡Tengo tantos brillos y colores… !!! ¡¡¡Qué bonita… !!!!»- suspiró… – «¡No sé cómo puedo daros las gracias!»

Y, justo en ese momento, un sonido retumbó en todo el Bosque Mágico, su imagen en el agua se disolvió en círculos temblorosos, y una gran sombra apagó la luz del sol…

-«Huy huy huy…»- murmuró a su espalda una florecita con un  hilillo de voz…

«La Ranita Cru-Cru» (IV)

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Cuando Catalina regresó, lo hizo acompañada de petirrojos, jilgueros, flores mágicas con patitas y bracitos de diversos colores, tres ranitas verdes y amarillas, y un gran conejo violeta. Todos se quedaron muy serios en la orilla mirando a Cru-Cru.

-«¡Oh! ¡Es verdad! ¡Es verde y azul!»- exclamaron con sorpresa.

-«¡Vaya! ¡Parece muy triste!»- dijo una flor naranja.

-«Es porque es verde y azul…» -explicó Catalina- «Ella quiere ser una ranita Arcoiris».

-«¿Y así serías más feliz?»- le preguntó el conejo violeta a Cru-Cru.

-«¡Claro!»- exclamó Cru-Cru moviendo la cabeza arriba y abajo.

-«¿Y tu crees que tu amiga Carla te querrá más que ahora sólo porque cambies de color?»- le preguntó una de las ranitas con sorpresa.

-«¡Seguro! Porque seré única y diferente…»

-«Bueno… Podríamos intentarlo…»- dijo una flor malva pensativamente- «Parece que su corazón es sincero…»

-«¡Sí, sí que lo soy!»

-«No estoy seguro»- trinó el petirrojo- «Si Carla te quiere de verdad, no tiene que importarle tu color…»

Cru-Cru sintió cómo poco a poco las lágrimas llegaban a sus ojos desde el fondo de su corazón… ¿Por qué le estaba pasando esto? ¿Por qué no querían ayudarla? Ella siempre había sido buena y leal y sólo pedía tener otro color, unos reflejos, un brillito diferente… Ser especial para Carla…

Una gotita salada resbaló lentamente por su cara…Y justo antes de que cayera al suelo fue recogida por Catalina, que se había acercado volando despacio, sin hacer ruido… En ese momento, un rayo de sol quedó atrapado por la lágrima….Y ésta brilló como un diamante…

-«¡Ohhhhhhh!»

-«¡Es la señal!»- exclamó el conejo- «¡Debemos ayudarla!  ¡Ven a la orilla! Tenemos mucho trabajo por delante».

Y con un salto juguetón y un alegre «croac» Cru-Cru se plantó entre ellos…

«La Ranita Cru-Cru» (III)

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¡Poof!

Cuando se disipó la nube Cru-Cru pudo ver dónde se encontraba: ¡lo había conseguido! A su alrededor, grandes árboles mecían con orgullo sus hojas, que brillaban en colores ámbar y esmeralda… Bajo sus patitas se extendía una alfombra de césped suave salpicado por pequeñas florecitas amarillas, lilas, azules, blancas, rositas…. Todo estaba lleno de color, y el sol calentaba con alegría.

Un destello de plata le llamó la atención: ¡era un arroyo!. Como tenía mucha sed y no sabía por dónde empezar, dio tres saltos y allí llegó.

El agua estaba fresca. Bebió con placer, atrapó cinco moscas que revoloteaban despistadas y se sentó sobre una gran hoja con una bella flor de loto en el centro.

-«¿Y ahora qué tendré que hacer?»- se preguntó en voz alta mientras sus ojos saltones recorrían el lugar.

-«¡Hola!»- oyó una voz cantarina. Una mariquita roja y negra aleteaba a su lado.- «Eres nueva por aquí, ¿verdad?»

-«¡Hola!. Sí… Soy Cru-Cru, la ranita verde y azul»

-«Ya veo… ¡Qué curioso! ¡Nunca había visto una ranita como tú! Yo soy la mariquita Catalina. ¿Te has perdido?»

-«No… Vengo buscando la magia del bosque…»

-«Ahhhhh…. ¿Y para qué la necesitas?»

Y Cru-Cru se lo contó, mientras Catalina movía en silencio las alitas.

-«Ya veo… ¿Y tú crees que Carla te querrá más si te conviertes en una ranita Arcoiris?»

-«¡Claro! Seré brillante y diferente, y no se aburrirá de mí…»

-«Hmmmm… No sé… Yo te veo muy bonita…Aquí todas las ranitas son verdes y amarillas…»

-«Pero soy triste y azul…»- se lamentó la ranita con los ojos lánguidos.

-«Tal vez podamos ayudarte… Espera un poco aquí»- y Catalina se elevó desapareciendo rauda y veloz…

«La Ranita Cru-Cru» (II)

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Pasaron una, dos, tres y cuatro lunas, y la ranita Cru-Cru no dejaba de pensar… Tripa arriba, tripa abajo, mientras escuchaba los cuentos que le contaban a Carla sus papás… Hasta que creyó encontrar la solución.

Aquella noche la mamá de Carla, María, les había contado la leyenda de El Bosque Encantado… Era un Bosque Mágico que nadie sabía exactamente dónde estaba. Pero no era difícil de encontrar: ¡sólo había que creer con fuerza en él!. Una vez allí, si tu corazón era bueno, podías hacer realidad uno de tus deseos de una manera mágica…

-«Magia…»- se dijo la ranita Cru-Cru. – «¡Eso es lo que necesito! Así seré linda como un Arco Iris…Linda como la margarita, brillante como el cocodrilo…»

Y de un salto se plantó al lado del cuento que María había dejado sobre la mesita.

La portada mostraba un bosque misterioso, lleno de hojas verdes y amarillas que resplandecían bajo los rayos del sol… Cru-Cru se quedó mirándolo fijamente…

-«El Bosque Mágico… Sólo tengo que creer en él con fuerza y podré llegar sin problema…»

Se llenó de valor, cerró los ojos con ánimo, creyó, creyó, creyó… ¡Y poof! Desapareció en medio de una nube…

Justo en ese momento, Carla se movió y habló en sueños:

-«Te quiero mucho Cru-Cru…Tu no te preocupes… Tu siempre serás mi ranita especial…»